Una fibra natural y bastante estética, el sisal aún requiere cierto mantenimiento. Se deben tomar algunas precauciones para no dañar el revestimiento del piso.
El sisal no aguanta el agua
No importa qué tan sucio esté su revestimiento de sisal, es absolutamente impensable que el agua entre en contacto con las fibras. Existen otras técnicas para eludir este requisito. En primer lugar, se pueden encontrar y aplicar productos en polvo, por ejemplo, Terre de Sommières, que opcionalmente se pueden reemplazar por harina o talco. También hay disponibles champús secos para este tipo de fibra. Si por accidente cae agua sobre el sisal, con un vaso derramado por ejemplo, es imprescindible fregar lo más profundamente posible. Con una esponja seca o una toalla de papel, el principio es eliminar la mayor cantidad de líquido posible entre las trenzas. Luego, con un secador de pelo, es recomendable calentar el sisal para terminar de secar la superficie. Para esta última acción, es recomendable secar desde la periferia de la alfombra hacia el centro. Por otro lado, si aparece una mancha en el revestimiento, además de los productos en polvo, se puede colocar un paño limpio y luego calentar con una plancha.
Mantenga el sisal: tenga cuidado con el polvo
Además del agua, el polvo es la segunda amenaza para los pisos de sisal. Para evitar que las fibras se conviertan en una molestia para las personas alérgicas, es importante aspirar regularmente el sisal y ventilar la habitación donde se encuentra. Es recomendable tener una aspiradora lo suficientemente potente como para pasar entre las fibras, a veces muy apretada. De vez en cuando, se puede hacer un champú completo con un producto especial.