Hasta ahora, en el mundo de los dispensadores de toallas de papel o dispensadores de toallas de papel o dispensador de toallas de papel (a tanta gente le interesa que ni siquiera hemos podido ponernos de acuerdo en un nombre común), en este mundo, por tanto, chocaban dos universos. Sin pasar por toda la historia del dispensador de toallas de papel, podemos esquematizar diciendo que teníamos por un lado a los funcionalistas que confían en la sobriedad y la practicidad y por otro a los cómicos que, con el pretexto de servir a algo tan mundano como una toalla de papel, siéntete obligado a hacer toneladas de eso. Demostración en imagen: A nivel humano, sería como si tuviéramos la opción de casarnos con un Michel-Edouard Leclerc o un Gad Elmaleh (este artículo sale mal) cuando preferiríamos un marido que sea un poco de ambos. Lo mismo ocurre con el dispensador de toallas de papel. Nos gustaría tener un objeto funcional que tampoco se tome demasiado en serio, y que sea bonito. A riesgo de lanzar una polémica que podría desgarrar la blogósfera, la belleza interior de un porta toallas de papel, no nos importa un poco. No quiero que un soporte de toallas de papel manche mi cocina cuando me tomé tanto tiempo para pensar en decorarla. Totalmente absorto en sus pensamientos, busco el porta toallas de papel ideal, un poco a ciegas porque todavía no hemos inventado Adopteunderouleur.com. Pero … ¡lo encontré! Este portarrollos de cocina SiliconeZone fue creado en colaboración con el diseñador Karim Rashid. Forma parte de una colección de prácticos utensilios de cocina disponibles en los mismos colores. Aún así, como el marido ideal, es muy difícil de encontrar y no sé su precio. Pero, ¿qué no haríamos por amor?