Compuesto por cemento, arena, agua y, a veces, cal, el mortero se utiliza en la mayoría de los trabajos de sellado o encofrado. Si bien su fabricación es fácil, no obstante requiere un cierto know-how y exige respetar las buenas dosis (que pueden variar según las necesidades).
Fabricación de mortero: ¿que arena elegir?
El cemento y el agua siguen siendo los mismos independientemente del tipo de mortero a realizar. Sin embargo, la calidad de la arena puede variar. La elección debe hacerse de acuerdo con el propósito del trabajo. Para los morteros de “acabado de yeso”, preferiremos utilizar un grano muy fino, mientras que para las operaciones de sellado, optaremos por un grano medio. Finalmente, para el encofrado, añadiremos piedras de gran tamaño al conjunto.
¿Qué dosis para un buen mortero?
Un mortero convencional debe ser compacto. Luego estará compuesto por un volumen de cemento por dos o tres volúmenes de arena y finalmente un tercio de agua. El mortero para revocar debe ser más flexible: además, mezclaremos dos volúmenes de cal y un volumen de cemento por cinco a seis volúmenes de arena y finalmente dos tercios de agua. Se debe mezclar arena, cemento (y cal) antes de agregar agua, para asegurar la homogeneidad del mortero.
El equipo necesario
Se pueden preparar muy bien pequeñas cantidades de mortero en un simple recipiente de plástico. Por otro lado, para trabajos grandes que requieran un mayor volumen, deberá fabricarse en el suelo, idealmente en una lámina de plástico. Finalmente, para cantidades astronómicas, ¡use una hormigonera!