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Dado que un sistema VMC (ventilación mecánica controlada) está destinado principalmente a renovar el aire que circula en un hogar, su correcto funcionamiento es fundamental para garantizar la higiene y el confort de las personas que habitan en estas estancias. Es por ello que el mantenimiento del dispositivo debe realizarse con regularidad, ya sea al nivel de las partes visibles como las salidas de aire, o las partes ocultas como el motor o los filtros.
Muchas piezas para comprobar en un CMV
Por definición, un circuito VMC aspira aire sucio, en un baño o una cocina, por ejemplo, lo filtra y luego lo rechaza en cualquier otro lugar de la casa. Como resultado, es normal que las entradas y salidas se obstruyan después de varios meses. Por lo tanto, son estos elementos los que primero deben limpiarse. Para ello, después de haber cortado la corriente eléctrica que opera el sistema, basta con desmontarlos y sumergirlos durante unas horas en una solución de agua y jabón. Antes de volver a colocarlos en su lugar, es importante enjuagarlos con agua limpia. Al abrir las tuberías de esta manera, podrá acceder a ciertas partes ocultas del VMC. Por lo tanto, las aspas del ventilador se pueden limpiar en esta ocasión: puede ser suficiente quitar el polvo con un paño ligeramente húmedo. Asimismo, los filtros se pueden quitar y también sumergir en un desengrasante. De manera más general, es aconsejable aspirar todos los rincones accesibles para eliminar el polvo presente en la caja donde el CMV suele estar oculto.
Seguimiento trimestral de CMV
La normativa relativa al mantenimiento de los CMV implica un control trimestral de todo el sistema a través de un sistema de mantenimiento. Puntos como la tensión de la correa que activa el ventilador o del intercambiador de calor, a través del cual pasan los flujos de aire opuestos, deben ser monitoreados cuidadosamente. Por otro lado, cada dos años, es recomendable traer a un profesional para que revise todo el sistema.