¡Cuidado con estas costosas trampas!
El Zero Waste y el minimalismo son soluciones eficaces para reducir nuestros gastos y nuestro impacto ecológico. Sin embargo, ¡no vale la pena seguir todos los consejos! En este artículo destacamos las falsas buenas ideas, que en realidad no son ni económicas ni ecológicas.
Bolsas-Tote
El tote bag tiene muy buena reputación, ya que parece ser la solución ideal para deshacerse de las bolsas de plástico.De hecho, eso no es cierto. Sin embargo, tendemos a ignorar el hecho de que el impacto ecológico de la bolsa de asas es significativo. Su producción es muy contaminante, lo que la convierte en una de las falsas buenas ideas ecológicas más notables.
El principal problema es que consumimos bolsas de tela en exceso. La diversidad de diseños lo convierte en un complemento de moda en la actualidad, que nos anima a comprar con más razón. La solución ideal para mantener un uso eco-responsable del tote bag es mantenerlo igual durante muchos años. Para ello, es necesario invertir en un bolso tote grueso y de buena calidad.
Además, ¡hacer tu propio bolso de mano con camisetas viejas es súper fácil! Estas dos soluciones también tendrán un impacto en nuestras finanzas, ya que nos permiten ahorrar dinero.
Productos reutilizables
Los productos reutilizables son verdaderos pilares de la vida diaria eco-responsable. Te permiten reducir drásticamente tus residuos, al dejar de comprar productos desechables.
Entre los productos estrella, podemos mencionar por ejemplo algodones y toallitas reutilizables, así como todos los objetos de bambú que sustituyen al plástico.
Los objetos reutilizables, que se han puesto de moda, pueden sin embargo ser falsas buenas ideas ecológicas, cuando se abusa de ellos. Efectivamente, al igual que las tote-bags y los productos reciclados, el exceso es siempre enemigo del planeta y de nuestro bolsillo.
En los últimos años, muchas marcas han visto una explosión en el número de ventas de productos reutilizables. Este consumo excesivo tiene varias consecuencias, entre ellas:
- La sobreproducción de algodón y bambú contamina y empobrece el suelo.
- Compramos muchos más productos de los necesarios, lo que nos lleva a gastar de más.
La solución vuelve a ser la moderación. De hecho, elegir un producto reutilizable en lugar de un producto desechable siempre es una buena idea. Sin embargo, evitar la compra de un producto innecesario es siempre lo mejor que se puede hacer.
Comprar frutas y verduras ecológicas sin respetar las estaciones
Comprar frutas y verduras orgánicas ayuda a apoyar los métodos de producción que no usan pesticidas en exceso. Este hábito es por lo tanto ecológico. Sin embargo, la etiqueta ORGÁNICO puede tender a hacernos soltar otros principios. Podemos tener la tentación de comprar frutas y verduras fuera de temporada, porque esta etiqueta nos tranquiliza. Nos decimos a nosotros mismos que "no es tan malo, porque al menos es ORGÁNICO" .
Priorizar los productos de temporada y los cortocircuitos siempre será el mejor hábito para ahorrar dinero y limitar el impacto ecológico.
Residuos biodegradables y reciclables
Los residuos biodegradables y reciclables tienen un impacto limitado en el medio ambiente. Esta es la razón por la que muchos de nosotros los preferimos a los residuos convencionales. Sin embargo, este aspecto de "bueno para el medio ambiente" puede volver a empujarnos al consumo excesivo.
Embalaje reciclable, cápsulas de espresso o incluso toallitas biodegradables son buenos ejemplos.
Recuerde que el empaque reciclable es bueno, pero aún es mejor no tener ningún empaque. Siempre se prefiere comprar al por mayor.
Por último, las toallitas y otros residuos biodegradables también son un problema. De hecho, su degradación es demasiado lenta, lo que genera contaminación.
Luces de lectura
No necesariamente esperamos que los lectores electrónicos sean falsas buenas ideas ecológicas y económicas, ¡y sin embargo! Aunque ahorren dinero en la compra de libros, son objetos electrónicos. Como resultado, su impacto ecológico es significativo. Los lectores de hecho contienen componentes no reciclables y mantienen las explotaciones de los suelos y los trabajadores. Finalmente, la obsolescencia programada y el consumo eléctrico lo convierten en un objeto no económico.