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Un pozo canadiense puede parecer una idea loca para calentar su hogar. Sin embargo, además de las ventajas financieras que puede ofrecer, también parece que el pozo canadiense es fácil de instalar usted mismo. El principio es, de hecho, muy simple: un agujero en el suelo permite regular la temperatura del aire que sopla en el interior de la casa, lo que aporta comodidad y serenidad.
Pozo canadiense: la tierra hace la vida más fácil
Después del orificio creado para permitir que el pozo canadiense se coloque en sí mismo, el comprador no necesita una unidad de gestión central ni un termostato. El aire que sale del pozo canadiense está a temperatura constante. Una sola temperatura y un material simplificado al máximo dejan al individuo libre para instalar el pozo canadiense en unas pocas horas. La verdadera dificultad radica en crear la zanja que debe ser lo suficientemente profunda para obtener la mejor temperatura y no estar sujeta a variaciones de temperatura. Entonces, el pozo canadiense actúa como invierno como verano para traer la suavidad del aire del exterior a la temperatura adecuada.
Pozo canadiense: distribución autónoma
La otra ventaja significativa que ofrece el pozo canadiense es distribuir el aire de forma continua sin una red de distribución. La instalación de una simple rejilla de ventilador eléctrico permite tener la certeza de que toda la habitación se beneficia del aire liberado por el pozo canadiense. Asimismo, para abastecer a otra habitación contigua basta con otra rejilla para seguir propagando la temperatura correcta. La tubería enterrada, que debe tener varios metros de longitud, es, por tanto, el único esfuerzo a realizar en la instalación de un pozo canadiense.