La tendencia es hacia la transparencia
El vidrio es el elemento de luz por excelencia. No es de extrañar que sea el material estrella en cuanto a decoración de interiores se refiere. Nos gusta su transparencia, su resistencia, su elegancia. E incluso cuando se vuelve opaco, aporta una profundidad extrema al hábitat repentinamente bañado por la luz. En todas las estancias de la casa, el vidrio encuentra inevitablemente su lugar, desde el tabique hasta la escalera, desde los lavabos hasta el mobiliario, con efecto coloreado, estructurado, cromado, liso o esmerilado.
Vidrio en todas sus formas
Glass, hay para todos los gustos. Vidrio templado mate o satinado, vidrio opaco o efecto espejo, se puede decorar con todo tipo de estampados. Este material excepcional no tiene igual a la hora de personalizar una estancia a la que aporta tanto refinamiento como luminosidad. Sólido, fácil de mantener, es extremadamente puro ya que no contiene COV (comprenda los compuestos orgánicos volátiles). Se puede utilizar como revestimiento de suelos y como revestimiento de paredes. La puerta del armario, la mampara, el radiador, la escalera y la barandilla son otras posibles variaciones del vidrio. Modular a voluntad, delimita los espacios dotando a cada uno de otra dimensión. Material ligero, el vidrio está disponible en diferentes espesores para adaptarse a cada situación. Funciona con todos los materiales, ya sea cromo, madera, aluminio, piedra natural, forja y muchos más. Por tanto, encaja en cualquier interior que sublime, desde el más rústico hasta el más diseñador.
Créditos de las fotos: Trescalini / Marretti
Un interior bañado en luz
Adiós cuartos oscuros y baja moral… ¡Viva el vidrio en todo su esplendor! La luz, fuente de vida, entra en la casa sin límites y gracias al vidrio desaparecen los obstáculos visuales. Las paredes y tabiques se vuelven transparentes para que desde el interior puedas disfrutar de una vista impresionante del exterior. El vidrio es perfecto para acabar con espacios reducidos. Con él llega la hora de la metamorfosis: el vidrio nunca ha estado tan presente, aunque sabe olvidarse por completo. Depende de todos dar rienda suelta a su imaginación: el vidrio no conoce límites en cuanto a colores y texturas. Es por eso que puede servir perfectamente como tabique entre el dormitorio y el baño preservando la privacidad de cada ocupante: estructurado, el vidrio se convierte en una pantalla de privacidad sin obstruir la luz natural. ¡Imprescindible!
Créditos de las fotos: Faraone / Trescalini
¿Vidrio templado o vidrio laminado?
Simple cuestión de seguridad: el vidrio puede ser templado o laminado. Para elementos interiores como los peldaños de una escalera, la barandilla de la entreplanta o un suelo, los especialistas ofrecen vidrios templados cuya resistencia mecánica es extrema gracias a un tratamiento térmico. Es un vidrio de seguridad que, en caso de deterioro, no se corta. En cuanto al vidrio laminado, consta de un conjunto de espaciadores plásticos específicos y láminas de vidrio. Si se rompen, se desmoronan, pero los trozos de vidrio permanecen en su lugar. Sabiendo esto, ya no dudamos ni un segundo en renovar nuestro interior y enfatizar la fluidez y luminosidad. Desde el revestimiento de las puertas de los armarios antiguos hasta las mamparas corredizas, desde el salpicadero de la cocina hasta el entrepiso, el vidrio aporta un soplo de libertad.
Crédito de la foto: Puerta 2000