Entre los celtas, el año terminó a fines del verano, es decir, el 31 de octubre.
Truco o trato ? Calabazas, dulces, pequeños monstruos… Halloween es el día de los niños de hoy. En el origen de esta muerte, una costumbre celta pero también una leyenda y… ¡Unicef!
El banquete de Samain
Hace 2000 años, el calendario no coincidía con el de hoy. Entre los celtas, el año terminaba a finales del verano, es decir, el 31 de octubre. Día importante, anunció el final de la cosecha y la llegada del invierno. En ese momento, esta temporada, por su clima difícil, se asoció con la muerte. Durante este último día antes de la llegada de la oscuridad, los celtas devolvieron los rebaños a los establos y agradecieron al sol de la cosecha que les permitió sobrevivir al frío. Este 31 de octubre, los antiguos creían que todos los espíritus venían a visitar a sus familias para escapar del dios de la muerte que quería reunirlos para advertirles de su destino. Durante la noche, los celtas realizaron un riguroso ceremonial para asegurar un buen año por delante.
Recaudación de fondos de UNICEF
UNICEF ha creado una especie de Halloween. A partir de 1950, la organización creó una colección en los suburbios de Filadelfia el 31 de octubre. El objetivo es repartir cajitas a los niños para que recojan donaciones y todo tipo de golosinas. La colección terminó en 2006 por razones de seguridad.
Nabo de Jack O'Lantern
Jack O'Lantern es un personaje asociado con Halloween. Protagonista de un viejo cuento irlandés, Jack es un borracho, mezquino y egocéntrico. Inteligente, escapó de la muerte varias veces jugando al diablo. Pero el día que Jack murió, ni el cielo ni el infierno lo querían. Jack, sin embargo, logra convencer al diablo de que le dé un trozo de carbón caliente para iluminar su camino en la oscuridad. Coloca el carbón en un nabo ahuecado a modo de linterna y se ve condenado a vagar sin rumbo fijo hasta el Día del Juicio Final. Desde entonces, ha reaparecido todos los años, el día de su muerte, en Halloween.