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Enfermedades y gérmenes, molestias durante el calor, averías… son algunos de los inconvenientes o riesgos en los que se incurre si el mantenimiento de la climatización no se realiza correctamente.
Filtro y cuerpo del aire acondicionado: se necesita atención regular
Para hacer brillar el exterior de un acondicionador de aire, están absolutamente prohibidos los disolventes y otros quitamanchas domésticos. Por otro lado, para quitar el polvo basta con una esponja húmeda, posiblemente con jabón. El filtro de partículas es una de las partes más importantes del sistema y, por lo tanto, debe supervisarse exhaustivamente. Para limpiarlo, un golpe de la aspiradora puede ser suficiente para quitar el polvo que no dejará de acumularse. También es posible limpiar con un paño húmedo o, para ciertos electrodomésticos, poner el filtro en el lavavajillas. En cuanto al generador, ubicado fuera de la casa, también es importante asegurarse de que funcione correctamente. Para hacer esto, limpie regularmente las hojas u otros desechos naturales que puedan interrumpir el paso del aire.
Un contrato de mantenimiento de aire acondicionado para estar más tranquilo
El circuito de agua generado por la condensación del aire y el fluido que enfría el aire entrante deben ser controlados periódicamente por un profesional. Existen mecanismos como los contratos de mantenimiento que estipulan que se puede realizar una inspección preventiva cada año y que también se realizará una vigilancia general a intervalos regulares. Pero el propietario del dispositivo debe saber que hay algunas cosas a tener en cuenta, como posibles fugas en el circuito y presión de aire.